DIA 11 DE JULIO (MIÉRCOLES) Sobrado
dos Monxes – Santiago de Compostela 56 km
Y SU CUERPO SE
RINDIÓ…
Manolo se levantó con ánimos, decía que estaba muy bien, se
vistió de ciclista… pero nosotros ya habíamos hablado y pensábamos que no
debería hacer la etapa. Mejor que cogiera un taxi, se fuera a Santiago,
descansara en el albergue y nos esperara en la plaza de la catedral. Desayunamos
en el albergue (casi no, porque había una horda de adolescentes hambrientos que
iban en grupo y que se lanzaron hacia nuestras magdalenas, huesitos, plátanos,
zumo… que si no nos andamos listos se comen hasta el culote de alguno) y
después llamamos a un taxi para que viniera a recogerlo. Esperando el taxi se
empezó a encontrar peor, lo metimos en un bar cercano porque tenía frío y allí
vomitó hasta la última papilla. A partir de ahí ya no fue persona.
Yo decidí quedarme con él y mandé al niño y al superabuelo
por el camino para que llegaran a Santiago. ¿por qué ellos? Primero porque a
Manolo lo quiero mucho y no lo iba a dejar con otra persona, nos une amistad de
muchos años. Segundo porque el niño debía terminar su primer camino. Tercero
porque el super debía terminar el suyo. Cuarto porque conozco mejor a Manolo y
podía tomar decisiones en un momento dado.
Hubo que llamar al 061, vino la ambulancia, hubo que
llevarlo en camilla porque no se tenía en pie del mareo que tenía, de ahí al
centro de salud de Sobrado donde se portaron de maravilla tanto la doctor como
una ATS. La temperatura le bajó ¡¡¡a 33º!!! Tuve que ir al albergue a por
mantas, le trajeron una estufa, intentaron buscarle una vía pero fue imposible,
y así con bolsas de agua caliente, mantas y varias horas fuer recuperando
calor. Mientras vino el taxista, un Peugeot 406 de 4 puertas del año la polca
con un gallego gallego que decía: a mi me parece que las dos bicis no caben ahí
eh! Tienen que caber buen hombre, tienen que caber. Así que las desarmé enteras
y como pudimos las metimos dentro. A todo esto la doctora era partidaria de
dejarlo un día allí reposando.
Sobre las dos le dije a la doctora: aquí no se puede quedar,
esto es un centro de salud ¿Qué hacemos? Al hospital, al albergue, a Santiago…Ella
era partidaria de dejarlo un día reposando en el albergue pero todo estaba
montado en Santiago: El albergue, el coche de alquiler para bajar a Conil al
día siguiente, un cuñado suyo que trabaja allí, las bicis en el taxi… Primera
decisión: vamos a Santiago.
Allí nos esperaban el niño y el super. El taxista no conocía
Santiago ¿? Así que dimos más de dos vueltas para encontrar el albergue pero se
portó de categoría el tío. Hubo que subirlo entre dos ¡¡A un segundo piso donde
teníamos las camas!! Más muerto que vivo. Lo acostamos y tapamos… Casi las tres
de la tarde. Llama Tere, claro, Manolo llamaba al acabar la etapa y como no
llamaba Tere llamó. Lo cojo yo… y ahora le explicas suavemente como está el
Manolo. Por suerte no se lo tomó muy mal. Yo llamé al cuñado, le puse al
corriente y fui a buscar los medicamentos que le había recetado.
Ángel del camino. Busqué una farmacia y pregunté a un
conductor de autobús urbano. Me dijo donde había una. Como no me vería de
apurado y vestido de ciclista que un poco más abajo me pitó y me subió al bus.
Me dijo que a esa hora no estaban abiertas las farmacias pero que en su
recorrido había varias y me llevaría a una abierta. Se subió una chica y entre
todos averiguando donde había una abierta… Se ve que había cónclave de ángeles
ese día. Recorrimos medio casco urbano hasta encontrar una. El hombre me dijo
que en tal esquina me esperaba para llevarme para el albergue de nuevo porque
ya estábamos muy lejos, la chica se bajó conmigo y fuimos corriendo a la farmacia,
compra y carrera hasta la esquina donde se esperó conmigo hasta que llegó el
bus de nuevo… y de vuelta al albergue… Aún se me siguen poniendo los pelos de
punta al recordarlo. ¿Todavía puede alguno pensar que no hay ángeles en el
camino? Muchas gracias a todos ellos.
Luego cachondeo con Manolo porque se tenía que poner un
supositorio para no vomitar y poder ingerir algo de líquido…Le sentó bien.
Acuarius.. poquito a poco. Viene el cuñado, qué hacemos. Los otros dos se
fueron al centro a recoger la
Compostela y preparar el viaje del super hacia Estella. Yo
tenía que recoger el coche antes de las 7,00 en la estación… ¿Qué hacemos,
viajamos mañana y lo acabamos de matar o nos esperamos un día? A las siete
menos cuarto la pregunta definitiva: Manolo: ¿Nos vamos o nos quedamos un día?
Vamos a irnos, vamos a intentarlo. Carrera desde el Seminario menor hasta
Renfe, recoge el coche, ordenador sin Internet, tio pesado vendiendome de todo…
que no llego. Albergue, por suerte ya conozco mejor que el taxista Santiago.
Allí no han llegado los otros. Me voy a galope para el centro y recojo al niño.
Llego a lo justo para recoger la
Compostela , ya que cierran a las ocho. Me mocioné. Este año
lo hemos pasado muy mal con la enfermedad de mi hermano y yo quería, aunque
fuera una tontería, que pusieran su nombre en la Compostela , él no podrá
hacer el camino pero yo podía hacerlo por él. Las lágrimas de brotaban y la
barbilla me temblaba, apenas podía hablar. El chico se mostró comprensivo y
tremendamente amable. Me dijo que era imposible pero que podían mandarle a él
un papel que tenían donde decía que fulano de tal había hecho el camino por él.
Dejé los datos y me fui, no sin antes
darle las gracias de forma profundamente Sincera y emocionada.
Cuando llegué a la Catedral ya la habían cerrado. No pude darme los
coques, ni abrazar al santo, ni visitar su tumba… Seguro que él lo entiende.
Luego a cenar algo a toda prisa (empanada deliciosa) y
comprar algunos detalles para la familia. Camisetas a punta pala… algo original
que no se le ocurre a casi nadie.
Vuelta al albergue y a cargar las bicis y ver al enfermo. El
enfermo igual, dormido y callado. Cuando desmontamos las bicis, vimos el coche,
dije como el taxista: imposible, eso no cabe ahí. Era un Peugeot 3008 pero había
que meter 4 bicis y sus alforjas correspondientes y dejar sitio para tres
personas que debían viajar 1000 y pico de kilómetros. Todavía no sé como pero
entramos todos.
A la mañana siguiente madrugamos, metimos al Baena como
pudimos y camino para abajo. Yo a lo que más le temía era a llegar a su casa y
entregárselo a su mujer… Por suerte Tere estuvo a la altura y lo recibió con
los brazos abiertos y sin una escopeta para mí.
Ya está mucho mejor pero todavía sigue con mareos. Lo malo
es escuchar a la gente cuando me ve por la calle ¿Qué le has hecho al Baena?
Siempre me la acabo cargando yo. En fin, es mi sino.
Como resumen de todo: a pesar de todas las cuestas, de los
sufrimientos de la lluvia y el frío, de la dureza del recorrido…merece la pena.
Este camino es precioso, espectacular, fantástico, maravilloso. Pero hay que ir
preparado físicamente y dispuesto a disfrutarlo, no a tomarlo como una carrera
por etapas.
Y nos quedarán las sensaciones: Un color: el verde
fascinante en toda su amplia gama. Un olor: el de los castaños, ese dulzor te
acompaña días y días. Un pájaro: El cuervo o el grajo. Manolo se preguntaba:
son grajos grandes o cuervos pequeños… qué risa. Una bebida: la sidra. Una
playa: Ballota o Silencio, o Noja… Una ciudad: San Sebastián UN sitio
inolvidable: sobrado dos Monxes, Zenarruza, el puente de Martriñán…Un pueblo:
Cudillero. Una comida; fabada y caldo gallego. Un sentimiento: gratitud.
Gratitud a mis compañeros, gratitud a las gentes que nos ayudaron, a los
ángeles del camino, a mi cuerpo por resistir el camino, a mi mujer por dejarme
disfrutar de esto, a la vida por ser tan maravillosa a veces, a la naturaleza
que nos muestra lugares bellísimos, al hombre que cuando quiere es capaz de
grandiosas obras. Y admiración hacia dos personas: El superabuelo Suraña,
increíble lo de este hombre: 71 añitos y qué capacidad de superación y qué estado de forma a sus años. Ojalá todos
pudiéramos llegar a esa edad con sus ganas, su estado físico, su capacidad. Y
al Manolito Baena. A pesar de lo que le sucedió no conozco a nadie con esa
capacidad de sufrimiento y ese deseo de superación. Otra persona al segundo día
tira la bici a un contenedor y regresa a su casa. Ël le ha puesto todo el tesón
y las ganas del mundo…solo él sabe lo que ha podido sufrir encima de esa
bicicleta, para él se queda. Para nosotros el ejemplo de esfuerzo y trabajo
inmensos. En una sociedad donde todos se alejan del esfuerzo y de la capacidad
de superación él nos ha dado un ejemplo. Hasta que su cuerpo dijo basta.
Y este mensaje del
albergue de Santiago:
“CUANDO EMPRENDAS TU VIAJE DE CAMINO A ÍTACA, DEBES ROGAR
QUE TU VIAJE SEA LARGO, LLENO DE PERIPECIAS, LLENO DE EXPERIENCIAS, QUE SEAN
MUCHOS LOS DÍAS DE VIAJE, QUE TE VEAN LLEGAR LLENO DE GOZO, ALEGREMENTE, A
PUERTOS QUE ANTES IGNORABAS. PERO SOBRE TODO NO TENGAS PRISA EN TU CAMINO,
MEJOR QUE DURE MUCHOS AÑOS, Y QUE LLEGUES, YA DE VIEJO, A LA PEQUEÑA
ISLA , RICO DE LO QUE GANASTE EN EL CAMINO. NO ESPERES QUE
ÍTACA TE ENRIQUEZCA: ÍTACA YA TE HA CONCEDIDO UN HERMOSO VIAJE”
¡¡¡BUEN CAMINO!!!