DIA 8 DE JULIO (DOMINGO) El
Pito – Tapia de Casariego 102 km
Y ENTONCES
APARECIÓ LA PLAYA DEL
SILENCIO, CON SU ÁNGEL …
Salimos por carretera hasta Castañares. El niño y yo nos
desviamos un kilómetro para ver una maravilla de la naturaleza y un espectáculo
visual: la playa del silencio. Ellos siguieron para adelante…y se lo volvieron
a perder. En parte es comprensible: El superabuelo solo tiene una obsesión y
una idea fija: llegar a Santiago. En esa idea centra todas sus fuerzas, no le
pidas que visite esto, vea aquello o haga tal cosa. Su mente y su cuerpo solo
tienen un objetivo: llegar a Santiago. El Baena quisiera pero no puede, va a lo justo como veremos más adelante y
bastante tiene con hacer lo que hace. Son formas de hacer el camino, no todos
lo hace igual y no todos lo conciben igual… como la vida misma.
A lo que vamos, el desvío merece la pena totalmente. Pasas
por caseríos de labor y vacas, y llegas a un sitio de ensueño. Te encuentras
con la costa asturiana en plenitud, verde esmeralda, acantilados, mar
bellísimo… y una playa de ensueño: la playa del silencio. Hasta el nombre lo
tiene bonito. En esto aparece el ángel del camino. Un hombre mayor, jubilado,
con una herramienta semejante a la guadaña pero más pequeña de corte… que se
dedica a desbrozar la hierba compuesta por helechos preciosos y algunas
ortigas… por hacerlo, para poder asomarse mejor a aquellos acantilados y
disfrutar y hacer disfrutar de las maravillosas vistas. Nos llevó a los sitios
para hacer las mejores fotos, nos contó cosas de la playa, de cómo se iba a
pescar… y disfrutamos como locos del sitio. Ya había merecido la pena el día…
Ya es hora de hablar de los ángeles del camino. Todos lo
días suele aparecer un ángel en forma de persona que te ayuda de una u otra
forma. En la primera etapa apareció uno en una senda perdida que nos dijo que
por ahí no íbamos a ningún sitio y que lo íbamos a pasar mal si seguíamos por
allí. Si no hubiera aparecido con sus perros… a saber dónde hubiéramos
aparecido. El hombre de la guadaña apareció en el momento oportuno para que
pudiéramos contemplar vistas preciosas de la playa del silencio. Otro en Avilés
nos indicó el restaurante perfecto donde cambiarnos, guardar la bici, comer de
maravilla… Pero el mejor fue el de Santiago y ese lo dejaré para el último día.
Son apariciones casuales… dirá alguien, son gente normal con la que tienes la
suerte de encontrar… Si, pero aparecieron en el momento justo y el sitio
oportuno… Eso es un ángel. Son gente que merece la pena y que hace que tengas
fe en la humanidad, gente que ayuda de corazón sin pedir nada a cambio y a
personas desconocidas ¿Otra definición mejor de ángel?
Luego visitamos Luarca…espectaculares vistas de la
localidad, su puerto… y el cementerio, donde los difuntos disfrutan de un lugar
privilegiado para la eternidad. El conjunto es una maravilla y merece la pena
pasear por sus calles junto al mar, su puerto. Es una localidad preciosa. Aquí
nos visitó otro ángel vestido de ciclista que nos condujo por el entramado de
caminos hasta el centro de Luarca. Se estaba preparando para hacer cuatro
puertos en Francia: Turmalet…
Luego marcha lloviznando hasta Tapia de Casariego. Tiene un
albergue algo destartalado pero en un sitio de ensueño, junto al mar y el
acantilado. Allí pudimos tender la ropa para que intentara secarse después de
lavarla la mano con jabón verde…¿Creéis que se secó? Efectivamente no. Yo me
metí en la cama con un culote y un maillot para que se secara por la noche y
ponérmelo por la mañana. Casi lo consigo del todo. Luego no me hizo falta
porque amaneció con frío y casi chispeando y hubo que buscar ropa “perfumada de
sudor” con algo de abrigo.
El paseo por el pueblo precioso. Acantilados, el puerto, el
conjunto urbano muy bien conservado, playas bonitas pero afeadas por el día
grisáceo, una piscina artificial creada en el puerto donde antes había un
criadero de pescado y más sidra en los bares.
Humedad, mucha humedad.
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