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jueves, 19 de julio de 2012

EL ESCENARIO PARA EL VIAJE YA ESTÁ PUESTO

DÍA 30 DE JUNIO DE 2012. VIAJE DE CONIL A IRÚN.

EL ESCENARIO PARA EL VIAJE YA ESTÁ PUESTO…

Como habíamos convenido quedamos a las cinco menos veintede la madrugada, cargamos las alforjas, pasamos por el campo y recogimos a Manuel Jesús y después a Antonio Suraña. Sobre las cinco estábamos de camino en dos coches alquilados que nos salieron bastante económicos: 56 € cada uno con Europcar.
Primera parada en la venta el Culebrín para tostadas con jamón y todos los extras y camino para arriba. Relevos de los conductores menos Antonio, que hay que cuidarlo. Otra paradita en Salamanca y llegamos a Irún. Bajando un enorme puerto que hay hasta llegar cerca de San Sebastián el paisaje cambió. Se volvió verde de repente y comenzó a llover tímidamente. Definitivamente nuestro viaje había comenzado por el cambio de escenario. Ahora podemos decir que pusieron ese día el decorado para las futuras representaciones diarias, porque este tiempo frío y lluvioso nos iba a acompañar durante casi todos los 11 días del recorrido.

Buscamos el albergue y lo encontramos sin dificultad… bueno Jesús y yo al momento, Manolo y Antonio están dando vueltas todavía por Irún. Íbamos con un poco de miedo porque la chica de Europcar nos previno de que ese día se celebra en la localidad la fiesta de San Marcial, conmemorando una batalla ganada a los franceses allá por el 1800. La señora me presentó un paisaje apocalíptico donde Irún estaba cerrada como si hubiera una hecatombe. Por suerte no fue para tanto. Pudimos entrar en la localidad y buscar el albergue, situado ¡¡EN UN PISO DE UNA CALLE NORMAL DE IRUN!!! Nos alojamos, guardamos la bicis y decidimos ir a dar una vuelta por Hondarribia, de la cual se decía que tenía un casco histórico precioso, y de vuelta dejamos los coches en el aeropuerto, muy cercano, a un kilómetro.

La verdad es que es una localidad preciosa. Muy bien cuidado su casco histórico, casas vascas como de las postales, parador de turismo espectacular, vistas a la ría impresionantes… y nubes, lluvia fina, fresquito fresquito… y los símbolos de acercamiento a los presos etarras por doquier. Esas pancartas son intocables… por lo que te pueda pasar.

Después volvimos a Irún en taxi desde el aeropuerto y nos dejó en el centro, hasta donde se podía llegar. Miles de personas en la calle. Por lo visto desfilan ese día 8.000 personas, divididas en diversas peñas. La fiesta estaba un poco desvirtuada porque llovía como llueve por aquí, tranquila pero ininterrumpidamente. La fiesta es muy simple y a mi me parece una pamplina: miles de tíos de todas las edades desfilan por la calle vestidos con trajes azules y boinas rojas, armados con escopetas de balines, de madera… o picos, palas, hachas, … de plástico, dirigidos por una señorita a la que aplauden con locura que la historia dice (o las malas lenguas, vaya usted a saber) que era la puta de la compañía… y que tenía la vara de mando en sus manos… el chiste era muy fácil, lo renocozco. También van algunos a caballo, con unos cañones de juguete y de vez en cuando los hacen explotar. La polémica está servida porque solo dejan desfilar a los hombres, el desfile está vedado a las mujeres y estos años de atrás ya había polémica al respecto. Solo una agrupación permite participar a las chicas… Si yo fuera Irundarra pertenecería a esta compañía…

El resto de las mujeres …. Los hombres están en el desfile, luego las mujeres están viéndolo… las mujeres, digo, están en la acera vestidas de blanco, con unos trajes muy bonitos, y con su boina roja. Resulta muy vistoso pero una pamplina según mi punto de vista. Yo creo que es, como casi todas las fiestas, una excusa para ir a los bares y ponerse hasta las patas, alicatados hasta el techo, para salir y ser visto, para presumir. Pero como fiesta de ir y joder qué bonito y todo eso… mejor os vais a otro sitio. Encima los bares están equipados solo de bebida y bocadillos de la semana pasada. Pasamos un poco de hambre antes de comernos un bocadillo de pan duro y embutido de dudosa calidad. Mientra hablamos con unos señores que estaban en el bar y que nos vieron de aquellas pintas y empezamos a reirnos con ellos. Uno hablaba de la mala leche de los vascos, de que siempre estaban de mala hostia… Yo les dije que si era cierto eso que hacían poco el amor… ellos se seguían riendo. Lo de la mala hostia debe ser cierto, con este clima, esas fiestas tan … fiestas tan… típicas… Eso si, llamaba la atención la cantidad de inmigrantes sudamericanos, un verdadero aluvión por las calles.

Más tarde nos llegamos al puente de Santiago, frontera entre Francia y ¿España? Foto de rigor en el inicio del camino del norte. Allí nos encontramos con un tipo de esos curiosos que pegan la hebra contigo por cualquier motivo. Era clavaito al Rajoy ¡¡¡Cab…!!! Y decía que hacía no sé cuantos kilómetros al día andando, que había hecho el camino no sé cuantas veces… pero nosotros contábamos con nuestra arma secreta, el superabuelo Suraña que lo superaba en todo.

Al albergue y a dormir, que mañana iba a ser un día muy duro e interesante. Primera noche de alojamiento alberguero para el “niño Manuel Jesús”. Otra vez volví a revivir las sensaciones de miedo, ilusión, incertidumbre, … de los dos caminos anteriores. Ese mal dormir, esos ruidos especiales y ese runrún que te da vueltas en la cabeza antes de comenzar esta aventura tan intensa y tan especial. Una experiencia única para el que la vive, una incertidumbre que te acompaña hasta el último día: podré llegar, me respetarán las lesiones, la salud, mi forma física, las caídas… No hay que olvidad que tenemos por delante casi mil kilómetros, por toda la cornisa cantábrica. Once días de duro camino con sesiones de 90 kilómetros más o menos por día…con tiempo lluvioso, carreteras y caminos desconocidos, subidas y bajadas continuas, sin apenas tregua… ¿Podré hacerlo? ¿Podremos hacerlo? Y cada uno le reza al que puede o al que cree, y le pide por si y por los demás para que todo salga bien y resulte una experiencia que nunca se olvide. Algo para contar, como hace a cada momento que puede el superabuelo, que sigue levantando expectación entre todos los peregrinos. Esto no es normal, un tío con 71 años haciendo el camino del norte en once días… pa matarse.

Y empieza el baile de las alforjas, todo tu mundo reducido a dos pequeñas maletas de las que salen todo lo que tienes y todo lo que vas a utilizar durante muchos días. Todo está ahí, todo va a estar ahí, las sábanas para dormir, la ropa de trabajo diario, la ropa de descanso…Entonces te das cuenta de que vivimos con demasiadas cosas, te das cuenta de que con menos se puede vivir y ser feliz… como decía “el niño”, soy feliz haciendo esto, solo me faltan mis tres niñas (Señora y dos hijas, claro) pero por lo demás esto es maravilloso. Pues eso, buenas noches.

P.D: en las fotos se puede ver el bautizo alberguero del “niño”, Hondarribia, la fiesta de Irún, el albergue…



















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